El chocolate es uno de esos alimentos que tenemos que eliminar o reducir al máximo en nuestra cocina, es acidificante y estimulante, suele ir acompañado de azúcar, grasas no saludables y a veces leche.
Sin embargo, este chocolate del que hablamos no es el chocolate original, sino una versión adulterada, muy industrializada y cocinado incorrectamente.
El cacao es un fruto que en estado natural posee propiedades muy beneficiosas para el organismo, como cualquier alimento poderoso y cargado de nutrientes, hay que comerlo con moderación, pero en todo caso, deja de ser un alimento perjudicial. Posee una gran cantidad de antioxidantes, vitaminas y minerales de los que nos podemos beneficiar si lo consumimos en crudo.
El cacao crudo
El cacao crudo es una de las mayores fuentes de magnesio que tenemos a nuestra disposición. El magnesio es uno de los minerales más presentes en nuestro organismo, de él depende muchas funciones en nuestro organismo; aumenta el vigor del músculo del corazón, reduce la coagulación de la sangre, baja la presión arterial, mejora la relajación mental, el sueño, ayuda a fijar el calcio en los huesos.
Como decíamos, el cacao es una gran fuente de antioxidantes. Los polifenoles y flavonoides del cacao crudo, actúan absorbiendo y neutralizando los radicales libres, causantes de la oxidación de nuestro organismo. Los antioxidantes del cacao pueden llegar a las células en menos de 30 minutos.
Partes del cacao:
Nibs de cacao crudo: Son las semillas troceadas.
Pasta de cacao: Es el resultado de prensar las semillas de cacao.
Manteca de cacao: Es el resultado de continuar el prensado de la pasta a 33-35º, separándose la proteina del cacao y obteniéndose la manteca por separado (la grasa del cacao).
Polvo de cacao: es el resultado de pulverizar la torta de cacao (el resultado de separar la manteca de cacao).