Alimento vivo: Es aquel que tiene vitalidad intrínseca o vida. Cuando recolectan las verduras o las frutas, estas permanecen con vida un tiempo, manteniendo las propiedades que la naturaleza les ha conferido. También son alimentos vivos todos los granos que después de años de ser recolectados, tienen la capacidad de germinar y producir vida. Además de los alimentos frescos, también son alimentos vivos aquellos que son ricos en fermentos como el miso o el chucrut, que aumentan su vitalidad enzimática.
Alimento muerto: El alimento muerto es aquel que ha perdido su estructura básica vital, bien por muerte biológica o por alteración artificial. Estos alimentos crearían putrefacción intestinal. Son alimentos muertos la carne, el pescado, alimentos refinados, cocinados inadecuadamente (a altas temperaturas y aceites no aptos).
El Dr. Kellogg investigo sobre la base de estos dos conceptos para elaborar una teoría sobre lo que llamo “alimentos fermentativos y alimentos putrefactivos”. Según este estudio, los alimentos putrefactivos son los alimentos que fermentan en nuestro organismo y son; la carne, el pescado, azúcares, harinas refinadas, leche, alcohol, café etc.
Aunque nuestro organismo puede perfectamente tolerar estos alimentos, con el tiempo, si se lleva una alimentación mayoritariamente putrefactiva, se va debilitando el organismo produciéndose inflamaciones, divertículos, apendicitis, colitis, estreñimiento, etc.
Estos alimentos no solo crean putrefacción por el hecho de no ser adecuados para nuestro sistema digestivo, además contienen una serie de bacilos putrefactivos que acompañan a los alimentos muertos (entre 60 y 180 millones de bacilos putrefactivos), estos bacilos son todos patógenos. El cuerpo cuando ve que entra tal cantidad de agentes tóxicos se defiende produciendo la leucocitosis.
Los alimentos fermentativos son las verduras y hortalizas crudas, frutos secos crudos, fermentos lácteos como el kéfir y el yogur, germinados, tamari, miso, chucrut. Ayudan a la acción de los jugos gástricos, pancreáticos, biliares e intestinales, facilitando la asimilación de vitaminas, minerales y aumentando el volumen del contenido intestinal. Este tipo de alimentos fermentan en el intestino favorablemente.